miércoles, 20 de agosto de 2008

“CULPABLE DE CULPABILIDAD”

El presente ensayo trata sobre la película fresas salvajes" de Ingmar Bergman, es una película que trata sobre la soledad:











“CULPABLE DE CULPABILIDAD”















RODRIGO ACOSTA LARENAS
14/11/2006


INTRODUCCIÓN



Nuestra relación con las personas consiste en discutir con ellas y criticarlas.
Fue eso lo que me alejo por voluntad propia de toda mi vida social. Eso torno mi vejez solitaria. Siempre trabaje mucho y soy agradecido de eso. Comencé a trabajar para sobrevivir y terminé amando la ciencia.
Tengo un hijo que también es médico y vive en Lund. Esta casado durante años mas no tiene hijos.
Mi madre todavía vive y a pesar de la edad es una persona activa. Mi esposa Karin Murió hace muchos años.
Tengo una buena empleada y soy un viejo meticuloso, lo que a veces torno la vida penosa un tanto para mi como para los que vivieron conmigo.

Mi nombre es Rodrigo Acosta Larenas y tengo 24 años. Mañana entregaré un ensayo sobre la película Fresas Salvajes del director Sueco Igmar Bergman, la película que trata sobre la soledad y refleja de buena manera eso que dicen sobre el primer plano de una película, que debe reflejar el sentido y la temática de un film. El texto inicial corresponde a parte del texto de la primera escena de Fresas Salvajes, dejándonos de manifiesto la soledad del personaje descrito en ella, curiosamente por el mismo, resaltando más aún su aislamiento.
























Vivimos la vida insertos en una mecánica repetitiva y homogeneizante, tratamos siempre de evadirnos de nosotros mismos, negamos nuestra esencia social para no detenernos ni siquiera un instante, perpetuando el ritmo del deber ser. ¿En que momento dejamos de relacionarnos con las personas?; en la vida de todo hombre hay momentos que obligan a cubrirse con una armadura, armadura que pasa a ser su cara visible, relegando al olvido incluso para si mismo su verdadera esencia. Todos de alguna u otra manera hemos sido condicionados para dar aquel salto a la madurez, y extrañamente ésta esta asociada al abandono de nuestra identidad y generalmente es impulsada por algún sufrimiento.

Es común oír hablar a gente cosas cómo: “Luego de la pérdida de su familia este muchacho tuvo que madurar” o “Cuando vio las consecuencias, maduró este joven” o “Esta niña maduro muy rápido, ya que sufrió tanto”. La madurez como virtud, socialmente tiene que ver más con la mayor dureza que con la capacidad de reflexionar y actuar en consecuencia; socialmente uno es más maduro cuando apaga sus sentimientos, cuando anula su identidad; según esto el mejor tratamiento médico para conseguir madurez sería la lobotomía prefrontal, así nos desconectamos de nuestras emociones.

Así y la gente común pasa gran parte de su vida como autómatas, cumpliendo con el deber ser y reafirmando su imagen adquirida con la sociedad, su existencia ya no esta para la realización propia, sino para alimentar el ego, la armadura. Desperdicia gran parte su vida tratando de ser socialmente reconocido, olvidándose de lo íntimo de su núcleo más cercano, su familia y sí mismo. Pero en un momento determinado puede captarse una señal de alerta, como le pasó al protagonista de la película “Fresas Salvajes”, una alarma que hace detener el tiempo por un instante infinitamente pequeño por fuera, pero eternamente largo en el interior de cada quien, tal cual un sueño. Aquello que pareció eterno y pasó desapercibido, se torna al asecho y comienza a angustiar; el tiempo que todo lo marca en forma inexorable empieza a pasar la cuenta. Simbólicamente se presenta en un sueño, es surreal, y el ritmo de su Tic tac se manifiesta en todo, en el latir del corazón, el sonar de las campanas, el golpe de la rueda y el crujir de la carroza. Nos avisa de la muerte, nos reclama que no hay más de él. El viaje inconsciente de la existencia se torna consciente despertando con urgencia máxima la necesidad de redimirse; el Doctor comienza así su largo viaje, un viaje que tiene por rumbo el reencuentro con la esencia, ahora todos esos sucesos que rebotaron en su armadura penetran su alma haciéndolo sentir verdaderamente las cosas; tomará conciencia del porque de su dureza, presenciará momentos en los que no estuvo presente y comprenderá porque tomó su pesada coraza, coraza que lo llevó a la peor de las condenas, la soledad.

En su viaje; el Doctor que es un representante de la humanidad, es un arquetipo de lo humano; comienza a sentir culpabilidad por lo vivido, lo que lo lleva a ser encontrado culpable de culpabilidad, al estilo de El Proceso de Kafka. Se da cuenta que se ha olvidado de su humanidad y acepta los cargos, la pena es la soledad; conciente ahora de su causa comienza a aferrarse a pequeñas islas que reflotan de su pasado, manifestándose en el viaje. Como su amor por Sara, la adolescente, su triste reconocimiento en la pareja que volcó su auto le hace temer por el futuro de su hijo, la visita a su madre, el reencuentro con el reconocimiento de su antiguo pueblo, el reencuentro con el perdón por miedo a perder a su compañera. En definitiva se reencuentra con el amor, con el convivir, con la sociabilidad, con lo humano.

El código retórico de la película es la soledad, manifestada en el protagonista, en su madre, en la pareja de la carretera, en su condena. Constantemente nos muestran personajes que se encuentran visualmente acompañados, pero solos, aislados en su trato. Esa soledad que todos vivimos de alguna forma, por renunciar a la espontaneidad y a enfrentar nuestros temores.

El miedo a sufrir hace que nos alejemos de la gente interponiendo una barrera entre ellos y nuestra sensibilidad. Renunciamos a ser felices por temor a salir heridos, y terminamos no sólo dañando nuestra existencia sino que la de quienes nos rodean. Muchas veces sentimos las cosas de una forma y las expresamos de otra y eso crea malos entendidos con respecto a nuestra identidad, malos entendidos que no intentamos remediar para mantener una imagen ante los demás, imagen que a la larga termina por dañarnos. Otras veces ocultamos nuestro verdadero parecer, dando pie a supuestos que al juntarse con muchos otros supuestos forman un cristal muy difícil de romper, un cristal tan duro como una coraza, que se vuelve tan pesada que nos puede llevar al hundimiento. Sin embargo, el mensaje final de la cinta es optimista, y aunque tarde nos indica que es posible cambiar, que las personas, en este caso el protagonista, pueden reconciliarse consigo mismas y con los demás, pudiendo terminar en paz con los recuerdos de su niñez, contemplando ya distante y tranquilo la imagen de sus padres.



























CONCLUSIÓN

Bergman en su película nos acusa de Indiferencia, egoísmo, falta de consideración, de ignorancia emocional, pero nos deja una luz de esperanza recordándonos cosas tan básicas como el pedir perdón.

A pesar de que la vida parezca una desgracia y nos tiente a no querer vivir más de la cuenta, nuestro deber como seres insertos en una sociedad es justamente construir sociedad, humanizar el mundo y luchar por una coexistencia que nos lleve a construir un habitar como conjunto. Las vías de escape a los problemas generalmente están más cerca de lo que pensamos, sólo tenemos que hacer el ejercicio diario de mirar a quienes nos rodean.























Bibliografía

“CONSTRUIR, HABITAR, PENSAR” MARTIN HEIDEGGER ARTNOVELA.COM.AR

“LA INTELIGENCIA EMOCIONAL” DANIEL GOLEMAN
JAVIER VERGARA EDITOR

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