miércoles, 20 de agosto de 2008

“DESFRAGMENTANDO EL TIEMPO”

El presente ensayo trata de la película "El tiempo recobrado" del director chileno Raul Ruiz:






“DESFRAGMENTANDO EL TIEMPO”














RODRIGO ACOSTA LARENAS
14/08/2006















INTRODUCCIÓN


Se llega a una clase, se visiona una película, se encarga un trabajo, se atrasa el trabajo. En el tiempo de alargue me accidento, escribo el ensayo en circunstancias muy distintas a las que pretendí, las expectativas me juegan una mala pasada.

Finalmente termino de escribir tratando de haber reflejado la forma en que percibí una película. Cómo ésta produjo una significación en mí.

El desglose de las situaciones que llevaron a este producto final, tiene como objetivo expresar de algún modo ésta estructuración de miles de puntos sincrónicos que llevan a que construyamos nuestra realidad, o que construyen nuestra realidad, nuestra vida, nuestros recuerdos; y dejan de manifiesto el carácter mental de nuestra existencia. Demostrando la correspondencia existente en los procesos de la vida.


¿Qué es lo que se recupera?, aquello que alguna vez se perdió. Según esto, ¿podemos realmente recuperar el tiempo?, ¿alguna vez fue de nuestra propiedad?. Cabe hacerse la pregunta de a done van esos momentos, todas esas situaciones cotidianas, ¿quedan en algún lugar físico que no sea nuestra mente?, o tal ves pasan a convertirse en parte de ese gran imaginario colectivo que es el imaginario del mundo. ¿A dónde lleva este continuo de tiempo?, ¿hay algún foso en el cual se pierdan nuestros momentos, donde se pierda el tiempo?, mezclando así épocas, situaciones, espacios; en fin, todo ese cúmulo de sincronizaciones que permiten que las cosas sucedan de la forma en que lo hacen. ¿Cuál es el lugar para ese foso?. Somos la objetivación de un gran pensamiento dicen por ahí, si es así, si somos producto de una gran mete, el lugar apropiado para nuestras objetivaciones pasadas, sería nuestra cabeza, nuestra mente. Y nuestras objetivaciones pasadas pasarían a llamarse recuerdos, los que a pesar de compartir, nunca dejamos de poseer; por lo tanto tampoco necesitamos recobrar. Pero para ser justos hay que aclarar que un recuerdo en si mismo no es nada, una situación en si misma tampoco lo es; la importancia radica en el proceso de sentido de la misma, en lo que me provoca ésta situación, como la vivo, cómo la experimento. Ese es el bien preciado, y eso es lo que nos interesa recobrar en realidad, la vivencia con su significación, siendo esta última una experiencia única y personal; las vivencias se pueden compartir al igual que los recuerdos, pero la forma en que se vivieron y por ende la forma en que se generó ese recuerdo es totalmente personal, y por lo tanto valdría la pena recobrarlo.

Si tomamos la frase “el tiempo recobrado” haciendo la deducción lógica de que se quiere recobrar algo perdido, y tomamos ese carácter de perdido como desperdiciado, tendríamos que la única forma de recobrar eso perdido, sería adentrarnos en el foso universal de los recuerdos y re-vivir ese tiempo, tratar de vivirlo como hubiésemos querido. Pero la teoría del caos tarde o temprano comenzaría a funcionar, demostrando que el único tiempo perdido es el que empleamos en recobrar el que creíamos estaba desperdiciado.

La primera forma de tomar la frase “el tiempo recobrado”, tiene que ver con la aceptación; la segunda tiene que ver con la negación, con la expectativa de algo. Hay un dicho que dice: “Cuando se aprende a aceptar en lugar de esperar, se tienen menos decepciones”. La generalidad de nosotros los seres humanos, pretendemos y esperamos muchas cosas, tendemos por lo tanto a decepcionarnos fácilmente. Además hay que agregar otra cosa: esa forma de tomar el tiempo recobrado; que dice relación a la forma en que se experimenta alguna situación, es propia de los ancianos, de los moribundos y aflora en los rituales póstumos, mortuorios (funerales, aniversarios, etc.). La otra forma, aquella mas inquieta, es propia de la persona que aún no piensa en morir, y que por lo tanto aún espera algo de la vida.







La película de Ruiz basada en un libro de Marcel Proust, está tomada según la primera visión, la de un moribundo que recuerda y trata de re-sentir momentos que no tienen opción, por lo tanto convierte todo en anécdota, buenas o malas, anécdotas al fin. Se supone que cada experiencia que nos sucede, por dramática que sea, con el tiempos e cristaliza y se convierte en una anécdota, esto en el lecho de muerte se aplica a toda experiencia pasada, la única que queda sin este honor, es la muerte misma ya que no tenemos el tiempo después para decir que ya paso.

El tiempo recobrado de Raúl Ruiz (donde Raúl paso a convertirse en anécdota en pos de Raoul) esta estructurado como un pensamiento, como la vida misma; deja la sensación de haber sido hecha mediante la conexión de un cable desde la cabeza de Ruiz a una impresora de película virgen. Salta “caprichosamente” de un momento a otro, lo de caprichoso está entre comillas porque obedece a una lógica interna, a una lógica del sueño, del recuerdo y de la vida. Obedecen a ese tipo de cosas que van estructurando nuestra existencia, que en el momento en que ocurren pasan desapercibidas, pero miradas a la distancia reflejan un orden absoluto, donde un recuerdo lleva al otro; un incidente hace años hace recordar una situación posterior y producto de un accidente en esta situación se vuelve al presente, pero ya no como era, sino como es luego de ese recuerdo. Y así va pasando el tiempo, y el espectador se perdió en los recuerdos de un personaje que buscaba recobrar su tiempo, haciendo perder el suyo a algunos espectadores, algunos otros se pierden al igual que el personaje sumergiéndose en su anecdotario personal, tratando de realizar un ejercicio antes de tiempo, matando para tratar de re-vivir algo, buscando refugio en su interior. Pero finalmente el tiempo se acaba y sin mucha conciencia han transcurrido 2 horas cuarenta minutos, quedando la pregunta de qué se ha hecho como última obra, de si se ha vivido una vida según la vida misma, o se ha tenido algún proyecto, hemos construido nuestra vida o nos ha sucedido solamente. Algunos otros, simplemente salen y respiran hondo como queriendo absorber ese instante recién vivido.

Todo lo que se ha escrito en el presente ensayo es una gran especulación, pero lo cierto es que el momento de ver la película ya paso al poso de mi mente, ya se convirtió en un punto más en la linealidad de mi existencia (linealidad en el tiempo), y ha entrado a jugar algún papel en el gran sincronismo del mundo. Ahora solo queda seguir acumulando tiempo hasta aquel momento en que se nos concede la gracia, para después extinguirnos en la luz



CONCLUSIÓN


Que pasaría si la representación psíquica de lo que somos estuviera herrada, significaría esto que todo el tiempo que vivimos fue un tiempo perdido. Si es así de que manera se puede recobrar si ya ni siquiera nuestras experiencias serían nuestras, o lo serían pero estarían herradas. De que forma puede determinarse esto, un paciente esquizofrénico por ejemplo ¿tiene tiempo que recobrar?, como se determina quien es el que existe realmente en su interior. Solo pregunto por preguntar.

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